Esta semana, realizamos una nueva aproximación a nuestro sueño. Un pasito mas en el camino emprendido.
Estuvimos en el terreno del que disponemos y mientras, los hombres iban abriendo serpenteantes y suaves caminos mientras ascendíamos por la ladera, yo observaba y registraba en mi memoria y en la pantalla del teléfono (el mejor recurso fotográfico del que dispongo) imágenes del terreno y de la naturaleza silvestre que en el prospera.
En el recorrido, que hicimos con un sentimiento de respeto y gozo por los tesoros que encontrábamos, halle algunos ejemplares, que no conocía, de flora local.
Los punteros se fueron encontrando con rastros de algún animal, un panal de abejas oculto bajo una inmensa roca.
Cuando casi llegábamos a la cima para seguir caminando por la fila e intentar bajar empezando desde el otro extremo, interrumpimos la excursión, cuando a nuestro ahijado lo pico una avispa en la espinilla y, como había tenido experiencias anteriores con cuadros muy congestivos, se asusto y emprendimos el descenso por el sendero ya trazado.
No se si seria porque esa avispa no resulto ser muy ponzoñosa, y/o porque inmediatamente tome tres hojitas de plantas distintas, las restregué entre si y luego sobre la picada, no tuvimos que acudir al dispensario, ni suministrarle antihistaminicos. A las pocas horas, no le dolía y apenas se veía una leve y delgada aura .



